lunes, agosto 21, 2006

Un dia en la vida de Immanuel Kant (Primera parte, la mañana)

Como lo prometido es lo prometido, aquí les traigo la primera de las tres entregas de: "Un día en la vida de Immanuel Kant". La verdad es que lo que he escrito de Kant no está muy bien documentado, de hecho son una serie de especulaciones que hice a partir de datos que conocí hace algunos meses. Si hay algún kantiano que lea esto, espero que no tome a mal la falta de información y datos falsos que aquí presento.

Son la seis de la mañana y todo en Köninsberg está en calma, salvo la habitación del ya no joven filósofo Immanuel Kant. Es el año de 1782 un día de otoño y la mañana ya es fría... no es helada como lo será en tres meses... pero vaya que es fría. Cualquier persona que aprecié su sueño diría en aquella mañana –cinco minutos más¬– pero no es el caso de Kant, no señor, el deber es el deber y su razón se impone ante su pereza.
En la casa del filósofo ya hay muy pocos relojes. Uno o dos cuando mucho y ninguno en su habitación. Y es que a Immanuel le gusta entretenerse ajustado la hora en dichos aparatos. Pero ningún reloj lo despierta, “si confiara en los relojes nunca llegaría a tiempo” diría el buen amigo, palabras más palabras menos; “en los relojes sólo confían los ingleses y los suizos”. Y aunque los prusianos no tengan fama de ser puntuales, Kant es la gran excepción; después de todo él fue y es gran amigo de los maestros en la puntualidad. Claro, Kant es mejor que ellos, pues ellos todavía tienen el Big Ben.
Tras levantarse, Immanuel enciende su chimenea, no se permitirá pescar un resfriado, desde luego que no, “la vida hay que cuidarla siempre”. Unos minutos más tarde se dirige a su estudio. –¡Aaah... el estudio de Kant!– la envidia de cualquier hombre que estime con demasía la tranquilidad y el silencio a la hora de estudiar. Lo decoran solamente algunos libros viejos y en el fondo un retrato de Rousseau. En el estudio, Kant, hace algunas anotaciones que considera importantes. Todo el mundo sabe que la cabeza está más fresca cuando uno se acaba de despertar. Pasa ahí al rededor de una hora y media hasta que tiene que prepararse para ir a la universidad.

martes, agosto 01, 2006

Refranes Tautologicos

Hay muchos refranes o dichos que procuran decir algo acerca del mundo, con el fin de ser útiles como buenos consejos para aquellos a quienes les esta dirigidos. De tal modo estos dichos o refranes son comparativos con ciertas situaciones y pocos tratan de ser tautológicos o analíticos, es decir, su valor de verdad no es en todos sus caso verdadero. Desgraciadamente, debido a que los dichos o refranes dicen algo que pretende ser universal para cada caso, un análisis lógico derrocaría esa universalidad tan pretendida en los refranes, pues bien se podría reclamar que ninguno de ellos logra ser verdadero en todos sus casos. Sin embargo, a pesar de no tener alcances tan amplios, muchos refranes o dichos son tan certeros que pocos se atreven a dudar de la verdad que proclaman estos refranes. El presente post, no pretende poner en duda la verdad de los refranes, simplemente he modificado algunos, para que al menos lógicamente sea siempre válidos y certeros.

Camarón que se duerme, se duerme.

Quien nace pa' maceta, nace pa' maceta.

Más vale pájaro en mano que no pájaro en mano.

Árbol que nace torcido, nace torcido

Todo cabe en un jarrito o no todo cabe es un jarrito

A caballo dado, caballo dado

Si el río suena es porque el río suena

A río revuelto, río revuelto

Donde hay humo, hay humo

El último refrán que les presento no tuve que hacerle modificación alguna y, sin embargo, sigue siendo analítico, o sea, verdadero en todos sus casos:

El que hace la ley, hace la trampa.


Nota: Cualquier semejanza de éste ultimo dicho con la situación política actual mexicana es mera coincidencia.